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El día que el presidente prestó juramento de su cargo, en enero de 2017, lo hizo sobre dos Biblias: una propia y otra usada por Abraham Lincoln en 1861. A su lado estaba el ultraconservador Mike Pence, que asumió como vicepresidente. Ese día, Paula White se convirtió en la primera religiosa que oficiaba la oración durante la ceremonia. Después de su aparición pública junto a los políticos, su apoyo en las redes bajó considerablemente. “Veía cómo mis seguidores en Twitter bajaban en 10.000, 20.000, 30.000...”, reconoció a The Washington Times. Ahora tiene 700.000 en esta red social y tres millones en Facebook.
En junio, en Orlando (Florida), la asesora espiritual cambió el tono utilizado en la inauguración del mandato del presidente para pasar a uno más alarmista en un mitin del republicano. “Que cada red demoniaca que se haya alineado contra el llamamiento del presidente Trump, sea derribada en nombre de Jesús”, exclamó ante la multitud. “Declaro que el presidente Trump superará todas las estrategias del infierno y todas las estrategias del enemigo”, agregó entonces. Algunos cristianos consideran sus ideas heréticas y no faltan quienes la tildan de populista e incluso de figura divisiva en esa fe.
White, como Trump, no siempre fue religiosa. En su libro de memorias Something Greater, publicado el pasado octubre, narra la “visita divina” que Jesús le hizo en 1986, cuando estaba con su hija recién nacida. En la visión, ella aparecía predicando en todos los continentes. La imagen fue un impulso para dedicarse por completo a la religión. Desde entonces, ha levantado un imperio, con programas de televisión, radio, libros, giras por el país y, desde 2014, como pastora principal en una iglesia evangélica en Florida.
Eso, hasta que Jesús volvió a hablarle. En mayo, durante el sermón dominical, afirmó que el Señor le había dicho que no se podía “perder este momento” para hacer cosas más grandes. Así que abandonó su puesto de pastora en la New Destiny Christian Center en Apopka para abrir una Universidad y levantar 3.000 nuevas iglesias. Pero los ambiciosos planes de White se vieron interrumpidos por uno de sus seguidores: Trump. El presidente estadounidense, que intenta asegurarse que los evangélicos permanezcan en sus filas, la llamó para encargarse de que lo consiga desde la Casa Blanca. White todavía no ha hecho ni un comentario al respecto. Sus redes están enfocadas ahora mismo en promocionar su nuevo libro antes que al propio Trump.